La historia de Brezel "el Negro" es mucho menos heroica de lo que muchos piensan, es la sencilla historia de un hombre que pierde su sueño.
Para Brezel formar parte de las tropas solnorianas no era únicamente una manera de ganarse el sustento, formaba parte de un proyecto. Se alistó tardíamente y participó durante toda su carrera como soldado en la frontera del norte. Tierras fértiles, de una belleza agreste y casi dolorosa. Con lo que había ahorrado de su magro salario y lo que pensaba obtener cuando se licenciara planeaba comprar unas buenas tierras, levantar una pequeña granja y asentarse definitivamente.
Su buena disposición pronto se hizo notar ante sus superiores y no tardó en hallarse al frente de una veintena de hombres. Hombres recios y curtidos llegados de todos los rincones del imperio, que servían como tropas auxiliares y mantenían segura la ruta hacia Siluria para los comerciantes y viajeros. Se les llegó a conocer como "Los Veinte de Brezel" y tenían una fama merecida de disciplinados y valientes.
Realmente no siempre fueron veinte hombres, pero algún nombre había que ponerles y ese no sonaba mal del todo.
El sueño de Brezel se truncó cuando el mando militar ordenó la retirada de la frontera. Lo llamaron "refuerzo de las fronteras meridionales" pero realmente fue un abandono en toda regla y las guarniciones quedaron seriamente mermadas. Al otro lado de la frontera algunos clanes vieron en ello una oportunidad y los campesinos solnorianos se vieron en la práctica abandonados a su suerte.
Brezel pasó de ser un soldado resolutivo a resultar prescindible, como tantos otros. Sin cumplir el tiempode servicio no había prima, y sin dinero no había sueño que cumplir. Tampoco deseaba regresar al polvoriento sur, así que decidió quedarse con dos de sus hombres más cercanos.
Bram "el viejo" es la mano derecha de Brezel. Tiene edad para ser abuelo y está cansado de batallar. Bien podría haberse retirado, pero ha aprendido a amar estas tierras. Durante la época del protectorado fue adjunto del servicio de cartografía, lo que unido a todos los años que lleva allí lo convierte en una de las personas que mejor conoce el terreno y su impredecible clima. Le entristece ver los problemas que traen las incursiones a Siluria, es posible que no le queden muchos años y desea pasarlos en el norte.
Rey Lodo es algo más que un arquero. No habla. Ya lo conocieron así y nadie sabe qué le ocurrió para que enmudeciera. Rey Lodo escucha y obedece. Rey Lodo si no está de acuerdo, gruñe. Con Rey Lodo nadie bromea. Cuentan que se ganó su apodo después de que en la estación de lluvias tuviera que esconderse en un gran charco de barro y toda una partida de guerra pasara por encima sin que se percatara de que estaba allí. Durante los cinco días siguientes, con varias costillas rotas y atravesado de dolor, siguió al grupo abatiendo poco a poco a aquellas pobres almas que quedaban rezagadas o que se alejaban del grupo.
Pronto el rumor corrió de que un demonio del bosque los cazaba en la oscuridad. Después de acabar con una treintena lo que quedaba de la banda se desperdigó, haciendo la hazaña aún más grande. Tal era su aspecto, todo lleno de barro reseco y hojas putrefactas pegadas al cuerpo, que cuando regresó con sus compañeros casi lo asaetearon ellos mismos.
Tan sólo uno se mofó de él: - "rey del lodo, rey de la mier..." Durante algún tiempo los Veinte de Brezel fueron diecinueve.
Brezel, Bram y Rey Lodo se dedican a sobrevivir como hombres de fortuna, ayudando a los campesinos y protegiendo los caminos como escoltas. A veces por dinero, otras a cambio de techo y comida. Son tiempos complicados en una tierra olvidada.
Recientemente se han unido al grupo tres hermanos silurios miembros del clan del Tejón Rojo: Wiese, Bach y Wald. Buscan a un cuarto hermano desaparecido muchos meses atrás llamado Ber. Coinciden estos días con el grupo porque comparten camino y se ofrecen ayuda mutua.