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jueves, 2 de abril de 2020

Rangers of Shadow Deep: la aldea desierta

El encierro forzoso ha tenido su lado positivo: la producción de escenografía ha aumentado de manera notable, y con tanto tiempo disponible es la excusa perfecta para estrenar la campaña de Rangers of Shadow Deep.

Aventine, uno de los mejores hombres de Dun Cradoc, ha desaparecido mientras investigaba los inquietantes rumores provenientes del norte. Tales nuevas son ciertamente preocupantes, de modo que el rey ha encomendado a Daeron y su grupo la misión de averiguar qué ha ocurrido con Aventine y la causa de su desaparición.
Lo último que se sabe de su paradero es que se disponía a investigar los ataques al ganado y a los aldeanos cerca de la pequeña aldea de Caer Crostan. Es una caminata de ocho horas por un accidentado paisaje.




La pequeña aldea no tiene más de media docena de chozas. A la luz del atardecer no hay campesinos ni animales a la vista, y mucho menos del hombre del rey.



Pero no están solos...pronto el aire se va llenando de gruñidos hostiles y unas figuras tambaleantes empiezan a emerger de los rincones más apartados, mientras pares de ojillos rojizos los contemplan desde las sombras.


Daeron utiliza su arco para asaetear a un aldeano muerto que aparece en el sembrado, aunque no consigue derribarlo. Morguez utiliza su ballesta contra otro desde el lado contrario sin éxito y se apresura a recargarla. Irenia tiene problemas para contener a una enorme rata que se le abalanza, mientras Bragon derriba a otro muerto de un potente hachazo.

Tras acabar con la primera oleada de enemigos los compañeros se apresuran a registrar la aldea, sabiendo que nuevos monstruos se acercan. Martín registra encuentra a varios de los aldeanos muertos en una de las chozas. Ha resultado herido tras derrotar a varias ratas hambrientas y dos muertos, pero aún se encuentra con fuerzas para investigar los sembrados cercanos.

Mientras Irenia y Morguez registran la chozas del sur sin mucho éxito, Daeron investiga la choza más grande de la aldea. Ha visto movimiento en la arboleda cercana, y en ella encuentra a un anciano aterrorizado que se ha escondido entre los setos.


Bragon parte a dos ratas mientras registra el límite Este de la aldea y ha quedado herido en el combate. Derriba la puerta de una de las chozas para encontrar el cuerpo sin vida de Aventine, cubierto de extrañas mordeduras...
Por su parte Martín encuentra una pequeña bolsa, seguramente perteneciente a alguna de las víctimas de la aldea.




Cuando Bragon sale al exterior para informar al resto del grupo es asaltado por un muerto que emerge de los árboles cercanos. Mientras forcejea con él es asediado por la espalda por otra rata...



...y cae derribado. La oportuna aparición de Irenia consigue rescatar al maltrecho compañero, que sangra de múltiples heridas.

Los compañeros han liberado la aldea de caer Crostan de su extraña epidemia y han encontrado el cadáver de Aventine pero ¿cuál es el origen de este mal? 

lunes, 19 de noviembre de 2018

(Frostgrave) Carcasas andantes

"No te fíes de esas carcasas andantes. Serán torpes y lentas como un viejo borracho ¡pero te rodearán antes de que puedas blasfemar en voz alta! Te devorarán las entrañas, hijo, te despanzurrarán con sus uñas y dientes. Y yo tendré que meterte un clavo de bronce en el cráneo para que tu alma pueda descansar en paz"
                                                                                                  Julián Mendoza


En la impía ciudad de Felstad los cadáveres animados eran la fuerza de trabajo básica. Sus habitantes los utilizaban para las tareas más simples. A nadie parecía importarle que la nigromancia fuese una práctica peligrosa y potencialmente maligna que alteraba el equilibrio natural entre la vida y la muerte.
Sólo con la decadencia y posterior destrucción de la capital desapareció el yugo mágico que controlaba a los no muertos. Siglos después, cuando el hielo y la nieve comenzaron a retirarse, estas criaturas volvieron a vagar por las calles sin control atacando a las criaturas vivas que se cruzaban con ellos. Los muertos en Felstad son una auténtica plaga, abundante y letal.

Ya he comentado alguna vez que me encanta pintar zombis. Son agradecidos de pintar y te dejan experimentar con una paleta de colores muy amplia. Con esta excusa tenía un puñado de viejos zombis de Citadel que tenía ganas de mostrar.


Este zombi no necesita presentación... sencillamente fue la mini que me enamoró del Heroquest. No sé hace cuánto conseguí un ejemplar y le cambié la peana para adaptarla a nuestras partidas (lo hice con un cuchillo de mesa calentado a la llama de una vela. No lo aconsejo a nadie... airead bien la habitación o tendréis un buen dolor de cabeza)



Decididamente las minis antiguas tenían detalles bastante más gore que las de ahora.




Para reforzarlos decidí incluir unos cuantos zombis más de la caja multicomponente. No tienen el mismo carisma que los ejemplares oldschool  pero sin duda se tratan de minis muy completas y útiles.


Bernal recibe su primer y último bautismo de fuego en las calles de Felstad







martes, 20 de octubre de 2015

ATZ. Diario de Jack

Día 46.

Nos hemos refugiado en una caseta de electricidad para pasar la noche. No me gusta demasiado pero estaba anocheciendo, la zona parece tranquila y esto tiene una pequeña valla alrededor, así que suponemos que servirá. Lo cierto es que es una ratonera y creo que todos piensan lo mismo, aunque ninguno lo diga en voz alta. Dentro estamos apretados y eso de no tener ventanas lo hace agobiante: no hay manera de comprobar si se acerca nada o nadie, y tengo la ropa pegada al cuerpo por culpa del sudor. Lo que daría por una ducha.



Lo de esta mañana ha ido cerca. Nos habíamos ido de la ciudad porque... bueno, porque en realidad a Joseph y Rob se le hacía insoportable quedarse allí, y porque pensábamos que fuera de las zonas habitadas estaríamos algo más seguros. Pero no hemos avanzado treinta kilómetros y ya ha ido cerca. Un puñetero atasco.

Después de quitarnos de allí en medio hemos parado a recuperar el aliento en un merendero abandonado. Había uno de esos carteles ridículos en el que ponía "Bienvenido a Green Pines. Cuide las instalaciones y disfrute de su estancia". En un gesto de humor bastante extraño alguien había pintado debajo: "tú pones la comida".

Aprovechando la parada hemos hecho balance de lo ocurrido. Todos han escuchado el ruido desde el interior de la granja y coinciden en que debía de ser un helicóptero, aunque ninguno hemos conseguido verlo o averiguar en qué dirección iba. Ni siquiera Will, que al parecer había salido intentando localizarlo. Eso ha provocado una discusión bastante tensa con Rob, que le ha echado en cara que "se hubiera largado de excursión" dejandole solo con los críos cuando había tantos caminantes cerca.



En cualquier caso la aparición del helicóptero parece una buena noticia, la primera buena que tenemos en bastante tiempo. No sé si todavía queda algo del gobierno en algún lugar, o del ejército, pero todos parecen estar de acuerdo en que es una posibilidad a la que merece la pena agarrarse. El problema es que ni siquiera sabemos en qué dirección iba...
Se me cierran los ojos. Hasta mañana.

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¡No me lo puedo creer! ¿Será posible que tengamos tanta suerte?

Ya estaba casi dormido cuando Alexander se ha puesto a pensar en voz alta.
"Si hay gente organizada con un helicóptero igual supongo que tendrán una radio para comunicarse".

Todos nos hemos girado hacia él.
"Quiero decir que, bueno, si conseguimos pillar una radio en algún lado..."

Robert ha respondido con lentitud, creo que no quería hacerse demasiadas ilusiones.
"Estamos bastante cerca de Alto... había un pub donde todos los años montan un campeonato de billar. Yo participo a veces. El dueño es radioaficionado y solía darle publicidad al asunto y comentar las puntuaciones en la cadena del condado..."

"...igual la radio sigue allí."

Will no me ha parecido muy convencido.
"Han podido pasar mil cosas con la emisora. Los militares la pudieron requisar, o se la han llevado, o estar estropeada o sin batería, el tío ha podido llevársela a otro sitio. ¿Quieres que nos metamos en otro pueblo lleno de caminantes por una posibilidad?"

"Tío, es una oportunidad, no podemos dejarla pasar ¡Si contactamos con alguien no tendríamos que estar dando vueltas a ciegas, podríamos encontrar un refugio seguro!"

"Venga ¿votos a favor?"























lunes, 18 de mayo de 2015

ATZ. Marcadores de cadáveres


El pasado domingo conseguí quedar con Morguez para dedicar una mañana a pintar o preparar algo de escenografía. Como fue una cita improvisada no teníamos ningún plan en concreto -era casi más una excusa para poder quedar con algo de tranquilidad-. Sin embargo el tenía un buen puñado de cadáveres que había transformado a partir de algunos zombis de la caja antigua de Wargames Factory, y a los que había sacado moldes hasta juntarse con medio centenar de figuras que esperaban su momento:



Teníamos claro que queríamos concluir el proyecto en una sola sesión, ya que podía pasar tiempo antes de poder reunirnos otra vez, así que optamos por un pintado muy básico (pero que muy básico). Apenas un color o dos a las ropas, y un lavado de tintas para oscurecerlas y marcar la piel visible. Además queríamos que tuvieran un aspecto muy apagado, para que no destacasen en los escenarios por encima de los zombis activos o los propios personajes.
Mientras yo iba limpiando las rebabas, Morguez iba dando un primer lavado en colores grises y marrones sin detenerse demasiado en los detalles. A continuación fuimos pintando las ropas.




Las pieles pintadas directamente con tinta, mezclas de Cthonian Earthshade y Reikland Fleshshade de Games Workshop (¡tienen guasa los nombrecitos!) y Smoke de Vallejo...




...y una mezcla de Smoke y tinta roja para simular las manchas de sangre seca y costrosa, obligatorias en toda ambientación zombi que se precie.
¡Y listo! Ahora cada vez que derribemos un zombi en nuestras partias de ATZ podremos pavimentar la mesa con una manta de cadáveres, que den testimonio de que somos unos supervivientes a tener en cuenta ;)





miércoles, 8 de octubre de 2014

ATZ. Diario de Jack

Día 46

Cuando volvimos de nuestra expedición al supermercado ya estaba casi anocheciendo. Aún tardamos un rato en poder entrar en casa sin llamar la atención, porque había un puñado de tarados en los alrededores del edificio. Había dos o tres justo en la entrada, balanceándose inmóviles frente a la puerta. No vimos ningún movimiento en las ventanas, ni siquiera después del ruido de las carreras y los golpes cuando nos los cargamos. Eso comenzó a inquietar a Robert y a Joseph.

La casa estaba completamente a oscuras y silenciosa como... bueno, como una tumba. No es la expresión más adecuada. Lo sé.


Robert y Joseph atravesaron el recibidor y se encaminaron escaleras arriba llamando a Laurie, y a Ann, y a los niños. Con cada llamada comenzaba a asomar en sus voces un deje cada vez más histérico. Nosotros los seguíamos justo detrás, ya con las armas en la mano, y casi nos liamos a tiros en medio de la oscuridad cuando Robert estuvo a punto de tropezar con algo en lo alto de las escaleras.
Will tuvo el tino de encender una linterna para evitar que rodáramos escaleras abajo. Creo que pasaré el resto de los días que me queden deseando que no lo hubiera hecho.

Lisa, la chica herida que habíamos rescatado, ya no era Lisa. Se había convertido en otra de esas cosas, y estaba apoyada con las palmas de las manos (casi con suavidad) contra la puerta de una de las habitaciones sin dejar de gruñir, mientras le daba ocasionales cabezazos. Tenía el rostro y el pecho y los brazos teñidos de sangre medio reseca. A pesar del ruido que estábamos armando y la luz de la linterna aún tardó en fijarse en nuestra presencia.
En el suelo estaban Laurie y Ann... dos muñecas descarnadas e inmóviles sobre una inmensa mancha roja. Apenas si pudimos distinguirlas por los jirones de ropa.

El tiempo se espesó. O más bien comenzó a avanzar a saltos, como una serie de fotos de un mismo instante tiradas desde distintos ángulos:

Joseph inmóvil al pie del rellano, con los brazos colgando muertos a los costados, la boca descompuesta en una mueca que en cualquier otra situación hubiera resultado cómica.

Robert caído de rodillas en un gruñido ronco, gateando sobre el charco de sangre hasta el cuerpo de su mujer sin decidirse a tocarlo.

La cosa que ya no era Lisa, extendiendo un brazo hacia Robert con la boca abierta hasta un tamaño imposible.

Alex saltando sobre el cuerpo de Laurie, derribando a la cosa que ya no era Lisa y aplastándole la cabeza con la culata del rifle hasta dejarla reducida a pulpa.

No sé cuánto tiempo contemplamos a Joseph  y Robert desmoronarse, incapaces de reaccionar ¿segundos? ¿minutos? Solo cuando alguien musitó "¿y los niños?" parecieron volver a una realidad vidriosa, llamando a voces a sus hijos.

Yo también me puse nervioso, lo reconozco, al acordarme de repente de Arthur. Me dirigí hacia la puerta sobre la que se apoyaba la-cosa-que-ya-no-era-Lisa e intenté abrirla. Estaba cerrada. Sin tener muy claro si eso era una buena o mala noticia comencé a forcejear con ella hasta que conseguí abrirla con la ayuda de Will.

Ada se encontraba encogida en un rincón tras un mueble, tapada completamente con una sábana. Ni siquiera cuando entramos a trompicones pareció moverse mucho. Arthur estaba de pie, ocultándola tras él en una actitud que quería ser protectora. Me conmovió.

Costó algo más encontrar a Luke y Mark. Estaban en la habitación del piso inferior, y estaban tan conmocionados que ni siquiera cuando irrumpimos parecieron reconocernos. Mark comenzó a chillar cuando su padre lo intentó coger, y hubo que taparle la boca hasta que comenzó a calmarse. Aún ahora me sorprende cómo no llamamos la atención de los muertos de toda la ciudad.

Los días posteriores no han sido más que una colección de recuerdos nebulosos...
El silencio pesado e inmóvil en medio de este calor sofocante. Los sollozos ahogados de los niños.
Joseph y Robert dando descanso con un disparo a los cuerpos devorados de sus mujeres, reanimados pero incapaces de moverse, utilizando una almohada para amortiguar el estampido.
El entierro apresurado y clandestino en el pequeño patio trasero de la casa, mientras los demás vigilábamos y abatíamos a los tarados que se acercaban.
Los planes apresurados para dejar atrás Palestine, la casa y el dolor, mientras Will, Alex y yo intentábamos imponer un poco de cordura y que no se convirtiera en un un suicidio insensato.
La partida al amanecer, aprovechando que los tarados parecen menos activos, en medio de un frenesí de bultos de equipaje. Los niños encogidos en los asientos traseros, mirando ausentes la calle.


Frente a lo que temía ha sido fácil alcanzar la salida de Palestine y no ha habido complicaciones. Hemos decidido tomar la Condal 84 por el sureste, hacia Rusk. Es un pueblo pequeño y quedó vacío tras la cuarentena, con toda la población refugiada en nuestra ciudad. No deberíamos tener problemas para atravesarlo. Después por el sur hacia Alto, y después tal vez hacia Nacogdoches. Ya se verá. No termina de gustarme el plan, demasiadas cosas dejadas al aire. Pero tampoco podemos hacer mucho más.

Ya estamos cerca de media mañana. Hemos parado a estirar las piernas porque los niños estaban a punto de mearse dentro del coche, y este cobertizo vacío (¿por qué construyen cobertizos en medio del campo?¡es absurdo!) parece un lugar tan bueno como cualquier otro. Yo no tenía ganas de salir de la caravana, así que intento quitarme las telarañas de la cabeza escribiendo.

Ya vienen. Nos ponemos en marcha otra vez.

Pobres críos.





miércoles, 8 de enero de 2014

Crowfunding: All Things Zombie en español



Después de varios meses de estudiar el proyecto Two Hours Wargames ha lanzado el kicksarter de su juego estrella, All Things Zombie, en castellano.
Como muchos ya sabréis ATZ es considerado el juego de zombies por excelencia, y a pesar de poseer un motor de reglas muy sencillo a muchos les echaba para atrás que no se hallase traducido. Pues bien, queridos supervivientes, ahora no hay excusa. Si consultáis el enlace comprobaréis que los pledges son francamente asequibles:

All Things Zombie - Final Fade Out en castellano

Nosotros vamos a hacernos con una, no cabe duda. Y vosotros deberíais hacerlo también si queréis que el Apocalipsis Zombi os pille preparados...

sábado, 25 de mayo de 2013

Día de juegos de zombis

El pasado sábado habíamos organizado una cita muy especial en nuestro club: un día completo entero jugando a juegos de mesa de zombis. La idea llevaba rondando ya algún tiempo entre algunos de los miembros, fieles seguidores del género, y entre todos sumábamos alrededor de quince títulos diferentes. Juntarlos todos y encerrarnos en el bunker... digooo... en el local para hacer un curso intensivo de supervivencia ante el inevitable Apocalípsis Zombi que ha de llegar más pronto que tarde nos pareció la idea más lógica.





De modo que, bien tempranito, quedó un animoso grupo dispuesto a entrenarse en todos los escenarios posibles de advenimiento apocalíptico, para que nos pille bien preparados el día en que no haya más sitio en el infierno y los muertos se levanten de sus tumbas. De primera un café mañanero en la cafetería de al lado para estar alerta y despiertos y hala, directos al asunto.


Los primeros juegos llegados, posando sobre la mesa

El juego con el que decidimos abrir boca fue "Les Morts aux Trousses", que se podría traducir como "con los muertos en los talones". Un título que hace un chiste tan malo ya pone en aviso de que este juego del todo serio no es."La premisa del juego era sencilla: de resultas de la Guerra Fría las radiaciones han reanimado a los muertos y ahora se dedican a devorar a los vivos sin consideración alguna. Por suerte, en el sótano de su vieja mansión el Tío Sal ha montado un búnker para estar prevenido por si algún día todo se iba al garete (¿y quién no tiene montado algo parecido en algún rincón de su pisito?). Los jugadores deben conseguir llegar al búnker para ponerse a salvo... después de encontrar la llave que se encuentra en el piso superior. Bueno, y el pequeño detalle de que en el búnker no hay sitio más que para un individuo. Se ve que el Tío Sal no era muy sociable.


Los valientes personajes: la Pilingui, la Abuela Franquista, el Negro Afro, Roger Federer y el inefable... ¡Hombre Pollo!

Creo que no exagero si digo que ha sido de las partidas más delirantes que he jugado nunca, con escenas propias de  una película de Tarantino. Esta es la descripción de mano de uno de los jugadores :

"Imaginad cómo entran en una casa un negro afro, una pilingui, una señora franquista, un pollo amarillo y Roger Federer. Federer y el pollo, aprovechando las linternas, se van al sótano a verlas venir con la famosa táctica de "ya irá otro a por la llave". Los demás suben al primer piso, pero aquello es más entretenido que Isla Mágica. Un cortocircuito por aquí, un incendio por allí, un derrumbe por acá...total, que la pilingui, que no es muy dada a las matemáticas, decide derrumbar la parte del piso por la que iba a avanzar, la señora, que está muy mayor, no se acuerda y sube por allí sabiendo que no hay salida, y mientras tanto el negro, al que le llovieron palos por todos lados, decide coger la llave del búnker pensando para sus adentros que quizás con tanta quemadura podría parecerse más a Michael Jackson.




Tzencho Jackson convertido en churrasco.

"Mientras que las mujeres se enzarzaban en una guerra dialéctica sobre la conveniencia de esa minifaldatanbajaquemellevasyponteunarebequitaquerefresca, el negro consigue llegar al sótano para terminar pisando un monopatín que le lleva a otra habitación en la cual, inocentemente, Federer había tirado un cóctel Molotov. Total, que Federer posee ahora la llave, pero su amigo el Hombre Pollo cierra la puerta del búnker y le deja a merced del incendio provocado por la fritada de una salchicha (sí, como suena). Al final ambos se miran, el pollo con un cuchillo eléctrico, Federer con una motosierra, se reparten estopa en la antesala del búnker en llamas, agonizante el Hombre Pollo le arroja un hacha de mano... y falla. Federer le dispara con su ballesta... y falla también. El Hombre Pollo le roba el arma, pero Federer posee un gran revés a una mano y termina matándolo mientras él mismo termina por chamuscarse. Victoria moral por cercanía a la puerta, diría yo.



El fabuloso Hombre Pollo cae vencido

"En eso que la pilingui decide que será más fácil buscar la otra llave y atravesar la horda de zombis del primer piso. Entretanto la señora mayor, que tiene la vista muy mala, echa la puerta abajo con las manos desnudas (sic) y decide atravesar el incendio existente en lugar de la otra zona "porque así veo mejor". Y así le fue. Al final la pilingui sobrevivió huyendo por la otra puerta mientras los jugadores zombificados se dedicaban a la ingesta del churrasco ibérico, antesala de la barbacoa de este domingo"


La escabechina final, con la Pilingui a salvo en el bunker 

Como al final la mañana se fue en terminar esta partida, iba tocando hacer una parada para comer y reponer fuerzas, esperando la incorporación de los jugadores del "turno de tarde".
La tarde se dividió en varias partidas paralelas. Jack, Neni y servidor escogimos un clásico de nuestra mesa como es el "Last Night on Earth"; en el escenario escogido al azar los supervivientes debían defender la granja de los zombis hasta la llegada del amanecer. Lo que se dice un escenario clásico, vaya.





Merecen mención especial el dueño del restaurante, un ex-militar muy duro de roer con escopeta recortada  y puro incluido; la hija del granjero (estaba tan apetecible que fue la primera en ser degustada por los zombis) y la carta de evento "T-Bone", el colega del instituto que echó un cable a los protas bate de béisbol en mano... para regresar al turno siguiente convertido en zombi e intentar hincarles el diente. La carta era más útil en el oro extremo del tablero ¡pero quién resistirse a un golpe de efecto tan peliculero como ese!



Game Over para la maciza hija del granjero

Justo al lado otro grupo estrenaba "Huida de Silver City", recién llegado desde la editorial. La cosa no acabó bien para los supervivientes, con alguna duda en la interpretación de reglas:

"Pues no es para tanto esto del Apocalipsis Zombi..."


Algo más alejados Oz y Jasulo hacen tiempo jugando al "Zombiaki". Una suerte de "Plants vs Zombies" de cartas, donde las sufridas plantas son sustituidas por sufridos supervivientes...



Nuevas partidas y los jugadores vuelven a distribuirse en nuevos grupos. Por un lado algunos deciden jugarse el pellejo recreando la escapada del centro comercial en el "Dawn of the Dead". Un print&play que me quedé con las ganas de jugar y que según aparece acabó como el rosario de la aurora... ¡como debe ser en un buen juego de zombis!




Justo al lado algunos intentamos acabar con la pandemia (zombi, por supuesto) jugando al "Pandemia" (todo un exponente de juego alemán : mecánicas pulidas, cubitos de madera y un diseño francamente mejorable). Me gustó la sencillez de la mecánica y la rapidez de las partidas, que duran poco más de media hora. Para los que lo prueben solo un consejo: ¡vigilad el Extremo Oriente! Si es que ya lo advertían en "Guerra Mundial Z"...





Y por último, porque entre unas y otras se había ido todo el día entero, los pocos que no habíamos ido sucumbiendo estrenamosamos el recién conseguido "Zomboree". Otro juego print&play (solo gente como Oz y Jack son capaces de currarse un juego a base de fotocopias) de mecánica similar al "Hombres Lobo de Castronegro" donde la novedad es que los jugadores eliminados pueden seguir jugando como zombis. 




Mención especial se merece la jugada de Neni a la que, en un alarde de individualismo superviviente, no le tembló el pulso lo más mínimo para robarle el equipo a Oz y abandonarle ante los zombis, al más puro estilo de Shane en la serie de "The Walking Dead".  "Hacer una Neni" ha pasado a instituirse en el club como expresión oficial para liarla muy gorda y puñaladas traperas varias.
Sin duda el juego tiene grandes posibilidades de convertirse en un imprescindible de las reuniones grandes, ya que acepta un buen puñado de jugadores.

Después de emociones tan intensas, y porque algunos ya llevábamos dieciséis horas de partidas, los cinco últimos supervivientes (Jack, Oz, Jasulo, Neni y servidor) declaramos finalizado el curso de supervivencia apocalíptica, entregamos los diplomas y tapiamos la puerta del bunker después de de dejarlo bien abastecido de víveres, arma y munición. Que nunca se sabe cuándo va a llegar el momento en que hará falta de verdad.





miércoles, 20 de marzo de 2013

ATZ. Diario de Jack


Día 43. 11 AM

Dicen que la chica se llama Lisa, y no sabemos si llegará a mañana.
Alexander se ofreció ayer a quemarle las heridas (dos profundos mordiscos en el costado) de la misma manera que hicimos con Robert. No parecen haberse infectado, pero ha pasado la noche delirando y ardiendo de fiebre.
El chico con aspecto de granjero paleto se llama Wills. Tanto él como el niño -Arthur es su nombre- han aceptado unirse a nosotros, aunque algo en su actitud me hace pensar que Wills nos culpa del estado de la chica, al menos en parte. Supongo que no es para menos: los salvamos de los mismos muertos que nosotros atrajimos con el ruido de nuestro motor. Aún no tengo muy claro si el niño es familiar de alguno de ellos, o solo un conocido... Supongo que pronto tendremos ocasión de averiguar algo más.

Todo esto nos coloca en una posición bastante delicada. Nuestra despensa ya estaba medio vacía antes de su llegada, y dos... perdón, tres... bocas más que alimentar han empezado ya a mermar nuestras reservas cuando aún no ha pasado ni un día.
No creo que podamos aguantar más de una semana con nuestros víveres sin empezar a racionarlos drásticamente.

Hay un supermercado relativamente cerca y estamos preparándonos para hacer una salida. Si todo sale bien estaremos en casa antes de que llegue la hora de una improbable cena. No creo que haya mucho de valor tras las incautaciones de los militares, pero hemos de intentarlo. Ann y Laura se quedarán en casa , cuidando del refugio, los niños y Lisa.




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Día 43. 23:30 PM

Aquí estoy, escribiendo bajo la sábana a la luz de una linterna. Todo está en silencio, un silencio que pesa como una manta y que está terminando de desquiciarme los nervios. No creo que ninguno vayamos a dormir esta noche.
Ha sido uno de los peores días que he vivido. Es tal la sensación de impotencia que he vomitado dos veces.
Lo ocurrido hoy ha terminado de convencerme: debemos largarnos de Palestine cuanto antes. En esta ciudad maldita solo podemos encontrar dolor, y probablemente una muerte solitaria.
No tengo fuerzas para continuar escribiendo y relatar lo sucedido. Tal vez mañana... además debo ahorrar la batería de la linterna.



viernes, 8 de febrero de 2013

Zombis de Studio Miniatures ( II )

Aunque el año ha comenzado bastante ajetreado, ayer  conseguí pintar las peanas de los últimos zombis de Studio Miniatures antes de caer dormido en el sofá (junto con alguna cosilla más que espero ir adelantando en breve) y hoy he aprovechado un hueco libre para presentároslas.


La quinta mini de la caja es una chica a la que pinté en tonos suaves: un jersey rosa y pantalones blancos, con un lavado bastante ligero de tinta Gryphonne Sepia de GW. Como la chica era joven y no presenta un aspecto demasiado deteriorado le pinté la piel en piel clara y la iluminé con algo de marfil aplicado en varias capas suaves, sin más complicación.



Para la herida de la cara seguí la fórmula de las veces anteriores (Mechrite Red de GW y Azul Real de GW), teniendo cuidado de no ensuciar el resto de la cara. Luego sombreé los detalles escabrosos (como la cuenca del ojo)  con tinta azul oscuro muy diluida, y le dí a la piel de alrededor de la herida una mezcla de tinta azul y marrón para darle un aspecto maltratado.



El segundo zombi arrastra una escopeta -que obviamente parece haberle servido de poco- y sujeta en la otra mano algo que todavía no he sabido identificar... he optado por pintarlo como un trozo de carne. Sin tener muy claro los colores que darle he tirado por la calle de en medio con colores bastante neutros: azul grisáceo para los vaqueros, verde medio para la zamarra, y ocre para la camiseta. La miga de la mini estaba en pintarle el rostro -la mitad de la cabeza tiene un aspecto destrozado- y el enorme desgarrón del vientre. Creo que con el segundo debería haberme esmerado más, pero decididamente empiezo a acusar la falta de tiempo y el cansancio, así que lo resolví con varios lavados de tinta roja, azul oscuro, negra y marrón en distinta proporción.



El tercer zombi es tan solo un torso. El modelado es bastante bueno aunque la pose alzándose sobre las manos no me termina de gustar, creo que si la hubieran modelado arrastrándose hubiese resultado más convincente. En cualquier caso me recuerda mucho al zombi del primer capítulo de "Los Muertos Vivientes", y decidí diferenciarlo del resto del grupo dándole un aspecto muy deteriorado, marcando las sombras para que parezca más... eh... cadavérico.



Y para el final he decidido dejar la que sin duda es la mejor mini de la caja. Cuando Morguez la vio dijo que le recordaba a Hugh Hefner, de modo que nuestro podrido amigo ha quedado involuntariamente bautizado... Hugh es un hombre maduro vestido (es un decir) con un albornoz, sosteniendo aún su vieja taza de desayuno en la mano... y que calza unas zapatillas de peluche de conejito. Uno de esos secretos que arruinarían la vida -o la no vida- de cualquiera ¡Sin duda la mini rebosa genialidad!

Una auténtica foto indiscreta, por varias razones...


La mini en sí no es especialmente complicada  de pintar. Como no podía ser menos, pinté el albornoz en rojo para asemejarlo al batín de Hugh Hefner. La carne la sombreé con varios lavados de púrpura, iluminándola con varias capas de marfil. La herida del torso la pinté en rojo y luego la oscurecí con lavados de púrpura y azul oscuro. Con el rostro me esmeré algo más perfilando la herida del labio y detallándole los dientes, además de resaltarle el ceño y la frente en colores más claros. Creo que el resultado ha merecido la pena.

Aunque he acabado bastante cansado de pintar zombis en el último año (alrededor de sesenta, lo que es bastante para mi ritmo de pintado) y necesito hacer un paréntesis, lo cierto es que disfruto bastante pintándolos y sé que tarde o temprano volveré a hacerme con unos cuantos. Los zombis son lentos, pero muy persistentes...

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